GRACIAS INFINITAS
MELVIN MARTÍNEZ
Ya llegó a Honduras la Brigada número 21 del contingente internacional Henry Reeve, de médicos y otros profesionales cubanos, especializados en situaciones de desastres, preparados para colaborar en el mundo contra la pandemia del coronavirus.
Cuando los despidió en La Habana el Dr. Jorge Juan Delgado Bustillo Director de la Unidad Central de Cooperación Médica Internacional de Cuba, les recordó que desde 1974, después del huracán Fifí, han venido ha servir a los hondureños 2192 profesionales de la salud de ese país socialista. La mayoría de los médicos internacionalistas llegaron después del huracán Mitch. No olvidamos aquella primera brigada post Mitch encabezada por el inolvidable Dr. Elis Alberto González Polanco, quien fuera después el primer embajador de Cuba en Honduras, hombre comprometido con la humanidad que tanto ayudó a los marginados de nuestra patria junto con su esposa Teresita.
Los frutos de esos profesionales de la salud de Cuba se materializaron en más de 20 millones de atenciones médicas, más de 800 mil cirugías mayores, más de 180 mil niños que nacieron en manos de médicos cubanos al atender los partos de sus madres, estos doctores salvaron la vida a más de un cuarto de millón de personas en nuestra Honduras, donde los pobres de tierra adentro están condenados a muerte por falta de servicios de salud pública en sus comunidades. Para miles de hondureños un cubano fue su primer médico.
Pero lo que más me impactó del mensaje del Dr. Delgado Bustillo fue cuando al final de su discurso dijo: “Van ustedes a un lugar donde enriquecerán esa historia, de servicio a los necesitados, donde trabajarán con denuedo, pero además -enfatizó- que se protegerán al máximo. Esa preocupación expresada para cuidar la vida de sus profesionales ya quisiéramos que la tuvieran nuestros gobernantes, a quienes parece importarles poco la seguridad de los médicos hondureños que han demostrado su compromiso con los más necesitados de nuestra patria al enfrentar en condiciones inseguras esta enfermedad.
20 profesionales integran esta brigada que ha llegado a Honduras para sumarse a los 1196 colaboradores cubanos de la salud que en 20 brigadas médicas ya combaten la covid 19 en el mundo, incluso en países cómplices del criminal bloqueo del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.
Lo que más hará falta en esta lucha contra el coronavirus son médicos y enfermeras, por lo que oponerse a la llegada de un contingente de trabajadores de la salud que nos llegue, de cualquier parte del mundo, es un acto irracional del peor egoísmo.
El problema del sistema de salud en Honduras no es la llegada del coronavirus, es un sistema de salud abandonado y saqueado por la corruptocrácia que nos gobierna después del golpe de estado de 2009. El robo,casi olvidado e impune, de más o menos 7000 millones de lempiras, en el instituto Hondureño del Seguro Social es el mejor ejemplo.
El problema actual es que la crisis sanitaria en Honduras, no está siendo dirigida por Científicos y expertos en salud.
En Honduras hay más de 10,000 médicos desempleados, que muy poco han sido defendidos, entre ellos aproximadamente 1000 médicos hondureños que estudiaron gratuitamente en Cuba. La gran mayoría de doctores hondureños desempleados no pueden conseguir trabajo debido a que el gobierno no crea suficientes plazas en el sistema de salud pública. Ojalá el colegio médico, junto a otras organizaciones populares, levantará una defensa verdadera a favor de estos profesionales.
Debemos reconocer que los médicos graduados en Honduras tienen un alto nivel de preparación conocen nuestra realidad y en estos momentos muchos prestan servicio voluntario.
Los médicos Cubanos que vienen a ayudar a nuestros extraordinarios y heroicos médicos y personal de salud de Honduras, arriesgarán su vida y su prestigio al trabajar en las condiciones deficientes del sistema de salud hondureño.
Pero, para los revolucionarios cubanos servir es un privilegio.
Bien decía el comandante Fidel Castro que los médicos formados en Cuba son “Médicos de ciencia y de conciencia”.
Ante tanta solidaridad de Cuba para nosotros los hondureños, desde hace ya 46 años, sólo podemos decir: GRACIAS INFINITAS.
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