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miércoles, 20 de mayo de 2020

CON LAS LLUVIAS AL OLVIDO


CON LAS LLUVIAS AL OLVIDO.
MELVIN MARTÍNEZ
melvinadalidmr@gmail.com 
Ya cayeron las primeras lluvias sobre el altiplano central de Honduras, Siguatepeque, cerro de mujeres, ciudad de los pinares, aunque ya nos quedan pocos.
Antes de la lluvia contemplé los pájaros que llegan a nuestro Guayabo. Es un guayabito humilde y hermoso al que le colgamos racimos de guineos (bananos), para que vengan de visita los zorzales, zanates, chileros, clarineros, chorchas, turcas (palomas cafés), pajaritos amarillos Y hasta un pájaro carpintero. 
Ya comienzan a coquetear las flores de mayo, que harán más bella la vida, en todos los pueblos del país, especialmente en esta ciudad convertida en jardín, para todos.
Las abejas, jimeritos y colibríes tendrán su dulce néctar y polen como alimentos.
La Virgen, novias, esposas y madres recibirán los ramilletes de flores repletos de amor.
El verde de la vegetación en mesetas valles y montañas pondrá bello en exceso el paisaje.
Sin duda la frescura hará el clima agradable, como hace ya mucho tiempo era tan normal, en este pueblo acogedor.
Con la belleza y la comodidad olvidaremos la realidad del planeta, de nuestra casa común como dice el Papa Francisco. 
Por un buen tiempo no recordaremos el sofocante calor, la escasez del agua potable que no llega a los barrios marginados.
Con las lluvias vendrá el olvido de las más de veinte mil hectáreas de bosque destruidas por incendios forestales en Honduras este año del coronavirus. 
Sólo aquí en la zona central fueron casi mil quinientas hectáreas incendiadas, o sea el espacio de más o menos 1500 campos de fútbol destruidos. Duele muchísimo esta tragedia en nuestros bosques.
El municipio de puerto Lempira, en el departamento de Gracias a Dios, es uno de los más afectados por los incendios, casi 5000 hectáreas de bosque quemadas en esa zona de La Mosquitia.
Lo peor de todo es que no se ve clara una estrategia nacional de prevención de incendios forestales.
Paulatinamente nos vamos quedando sin aguas superficiales, los ríos y quebradas se están secando, Ojalá no sea profético lo escrito por García Márquez en el libro El general en su laberinto:  " Los peces tendrán que aprender a caminar sobre la tierra porque las aguas se acabarán”.
El agua potable que se consume en Siguatepeque es en más del 90 por ciento extraída del subsuelo, los ríos se han secado. La explotación de las aguas subterráneas es muy grande; hay cerca de 20 empresas embotelladoras de agua que explotan sin control el acuífero y que no pagan tributos por explotar y hacer negocio con este recurso natural que es del pueblo.
Construir represas para aprovechar el agua lluvia es una solución paliativa, es urgente proteger permanentemente las pocas fuentes productoras de agua que nos quedan.
La destrucción de bosques para la agricultura, ganadería y caficultura hace mucho daño en las cuencas productoras de agua. La agricultura de subsistencia también tiene su impacto en la tala innecesaria del bosque. Para apoyar los campesinos más pobres y tecnificar su producción agrícola hubieran servido los cuatro mil millones de lempiras que el gobierno le dio al ejército para invertir en producción agrícola. Nadie sabe a dónde irán a dar frutos esos dineros, que pueden ser botín de la corruptocracia. 
Si no cambiamos de actitud ante el ambiente y los recursos que Dios y la naturaleza nos han dado, seguro que la crisis de agua y el cambio climático nos golpearán más fuerte. En pocos años estaremos sufriendo, en las ciudades de mayor población, una crisis más grave en el abastecimiento de agua.
Es nuestra obligación recordar que está llegando el tiempo de plantar, por lo menos un árbol cada hondureño todos los años, y exigir al gobierno nacional o local una estrategia permanente de prevención de incendios forestales y la promoción de una conducta ambiental responsable en la ciudadanía orientada a la protección, conservación y aprovechamiento racional de los recursos naturales.
Es responsabilidad de todos como comunidad defender los bienes comunes. 


jueves, 7 de mayo de 2020

LECCIONES PARA DOCENTES


LECCIONES PARA DOCENTES
MELVIN MARTÍNEZ
melvinadalidmr@gmail.com
Este tiempo de retiro obligado nos ha servido mucho para reflexionar, principalmente a los
docentes.
Cada minuto del día es una lección, somos alumnos eternos en la escuela de la vida.
Una madre de familia me envió un mensaje que removió mi ser de maestro: “buen día profe,
los maestros están mandando tareas por internet. Mis niños viven con mi mamá, ellos no
tienen cable ni internet. Yo trabajo en Tegucigalpa. ¿cómo harán ellos al comenzar las clases?”.
Le envié mi respuesta: no se preocupe, al regresar haremos nivelación de contenidos en todas
las asignaturas.
Pero, me quedé pensando. Necesitaba responderme a mí, al maestro que llevo dentro.
Por suerte tengo una cuñada, extraordinaria docente en El Salvador, que como si supiera mi
necesidad de reflexión, Gloria, así la nombró su madre, me envió un mensaje, en respuesta a
otro mío, que se convirtió en mi bastón de análisis durante varios días: “El corazón de la
educadora en estos tiempos debería estar en escucharles, hacerles sentir que nos importan,
que su humanidad es nuestro tema central en cada clase virtual. Transmitirles alegría,
optimismo, mantener su mente enfocada en aprender... eso es el centro, lo demás será
irrecuperable luego si no atendemos lo fundamental”.
Lo que importa es que los aprendizajes sean significativos para la vida, para entenderla, para
construir el buen vivir.
Lo fundamental ahora es tener la posibilidad de interpretar la realidad para transformarla.
Poder tener los ojos abiertos para entender la bondad y la solidaridad. No cerrar el
pensamiento para juzgar la corrupción impune que cínicamente nos gobierna.
La docencia urge de una revolución, reinventarse, adoptar la pedagogía de la esperanza, de la solidaridad.
Como decía Freire “La educación como práctica de la libertad”.
Eso exige entender el acto educativo en la perspectiva de que los docentes somos servidores
fraternos. Pasar a ser acompañantes solidarios del alumnado con toda su realidad, para
transformarla.
Los docentes que se creían “clase alta” se han rendido ante la presión interesada y la curiosidad tierna de los alumnos.
El interés en los contenidos programáticos es pura hipocresía demagógica, de los que han
abandonado el sistema educativo hondureño, en la última década.
Me encantó la original tarea que la profesora Maricela Estrada, mi hermana escogida, les
asignó a sus alumnos a través de una carta: “les quiero invitar a hacer cosas extraordinarias,
por ejemplo: ayuden a sus padres, o personas con quién convivan, con las diversas tareas de la
casa. Intenten leer un libro o historias que les inspiren a ser buenas personas. Traten de
escribir en su agenda los sentimientos y temores frente a esta pandemia, pero también
escriban sus alegrías y sueños en este tiempo difícil ... procuren encontrar espacios y
ocupaciones, que hagan de estos días un buen tiempo, a pesar de las adversidades”. Sin duda
pensó en todos, preferencialmente en los más pobres, en los que no tienen posibilidad de
comprar Internet, ni comida.
Es urgente una revolución docente, en la que no importen las estadísticas para los organismos
financieros internacionales y países cooperantes, una nueva educación en la que lo
fundamental sea la promoción de saberes y valores para la construcción de la sociedad del
buen vivir.
De cualquier modo, cuando esta situación termine el año escolar será recuperado, pero lo más
importante es que los docentes podamos trascender a una toma de conciencia que nos
convierta en servidores de niños y jóvenes marginados, a los que debemos acompañar con
toda nuestra inspiración haciendo de nuestros centros educativos y nuestra patria un hermoso
paraíso.

viernes, 1 de mayo de 2020

GRACIAS INFINITAS

GRACIAS INFINITAS
MELVIN MARTÍNEZ
Ya llegó a Honduras la Brigada número 21 del contingente internacional Henry Reeve, de médicos y otros profesionales cubanos, especializados en situaciones de desastres, preparados para colaborar en el mundo contra la pandemia del coronavirus.
Cuando los despidió en La Habana el Dr. Jorge Juan Delgado Bustillo Director de la Unidad Central de Cooperación Médica Internacional de Cuba, les recordó que desde 1974, después del huracán Fifí, han venido ha servir a los hondureños 2192 profesionales de la salud de ese país socialista. La mayoría de los médicos internacionalistas llegaron después del huracán Mitch. No olvidamos aquella primera brigada post Mitch encabezada por el inolvidable Dr. Elis Alberto González Polanco, quien fuera después el primer embajador de Cuba en Honduras, hombre comprometido con la humanidad que tanto ayudó a los marginados de nuestra patria junto con su esposa Teresita.
Los frutos de esos profesionales de la salud de Cuba se materializaron en más de 20 millones de atenciones médicas, más de 800 mil cirugías mayores, más de 180 mil niños que nacieron en manos de médicos cubanos al atender los partos de sus madres, estos doctores salvaron la vida a más de un cuarto de millón de personas en nuestra Honduras, donde los pobres de tierra adentro están condenados a muerte por falta de servicios de salud pública en sus comunidades. Para miles de hondureños un cubano fue su primer médico.
Pero lo que más me impactó del mensaje del Dr. Delgado Bustillo fue cuando al final de su discurso dijo: “Van ustedes a un lugar donde enriquecerán esa historia, de servicio a los necesitados, donde trabajarán con denuedo, pero además -enfatizó- que se protegerán al máximo. Esa preocupación expresada para cuidar la vida de sus profesionales ya quisiéramos que la tuvieran nuestros gobernantes, a quienes parece importarles poco la seguridad de los médicos hondureños que han demostrado su compromiso con los más necesitados de nuestra patria al enfrentar en condiciones inseguras esta enfermedad.
20 profesionales integran esta brigada que ha llegado a Honduras para sumarse a los 1196 colaboradores cubanos de la salud que en 20 brigadas médicas ya combaten la covid 19 en el mundo, incluso en países cómplices del criminal bloqueo del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.
Lo que más hará falta en esta lucha contra el coronavirus son médicos y enfermeras, por lo que oponerse a la llegada de un contingente de trabajadores de la salud que nos llegue, de cualquier parte del mundo, es un acto irracional del peor egoísmo.
El problema del sistema de salud en Honduras no es la llegada del coronavirus, es un sistema de salud abandonado y saqueado por la corruptocrácia que nos gobierna después del golpe de estado de 2009. El robo,casi olvidado e impune, de más o menos 7000 millones de lempiras, en el instituto Hondureño del Seguro Social es el mejor ejemplo.
El problema actual es que la crisis sanitaria en Honduras, no está siendo dirigida por Científicos y expertos en salud.
En Honduras hay más de 10,000 médicos desempleados, que muy poco han sido defendidos, entre ellos aproximadamente 1000 médicos hondureños que estudiaron gratuitamente en Cuba. La gran mayoría de doctores hondureños desempleados no pueden conseguir trabajo debido a que el gobierno no crea suficientes plazas en el sistema de salud pública. Ojalá el colegio médico, junto a otras organizaciones populares, levantará una defensa verdadera a favor de estos profesionales.
Debemos reconocer que los médicos graduados en Honduras tienen un alto nivel de preparación conocen nuestra realidad y en estos momentos muchos prestan servicio voluntario.
Los médicos Cubanos que vienen a ayudar a nuestros extraordinarios y heroicos médicos y personal de salud de Honduras, arriesgarán su vida y su prestigio al trabajar en las condiciones deficientes del sistema de salud hondureño.
Pero, para los revolucionarios cubanos servir es un privilegio.
Bien decía el comandante Fidel Castro que los médicos formados en Cuba son “Médicos de ciencia y de conciencia”.
Ante tanta solidaridad de Cuba para nosotros los hondureños, desde hace ya 46 años, sólo podemos decir: GRACIAS INFINITAS.