QUE LE PASE POR INOCENTE
MELVIN
MARTÍNEZ
melvinadalidmr@gmail.com
La costumbre de inocentadas o mentiras en broma que nos hacemos cada 28
de diciembre, no es más que una evocación irónica de la permanente situación de
engaño y burla que viven los sectores menos favorecidos en nuestra sociedad.
Pocos recuerdan la muerte de los santos inocentes como uno de los más grotescos
crimenes de poder, por miedo a la llegada salvifica de Jesús.
El sistema político y económico al dar primacía al interés material
sobre el humano, maltrata a los hombres y mujeres con pocas posibilidades
económicas y con poca preparación.
Los santos inocentes pueden encarnarse en los millones de niños que
esperan que se cumplan las promesas de mejorar su situación y la promesa de
aplicar políticas de beneficio para la niñez, para que se respeten sus
derechos.
Los santos inocentes de hoy pueden ser los niños que se quedan sin
entrar a la escuela, los que tienen que trabajar desde tierna edad para
sobrevivir, los que piden en la calle, los jóvenes que no les es posible
ingresar a un colegio de secundaria o aquellos que habiendo obtenido una
carrera en este nivel no pueden ingresar a la universidad.
También aquellos que creyeron que la matrícula gratis la daría el
gobierno a través de las municipalidades a partir del 2013.
Los santos inocentes de hoy pueden ser también los obreros que esperan
que se les cumplan las promesas de mejorar sus condiciones socioeconómicas, los
trabajadores que sueñan que en la negociación del salario mínimo prevalezcan
sus intereses y no los de sus patronos.
También son santos inocentes los campesinos que esperan créditos
blandos para incentivar la producción y los que creyeron que una bolsita
solidaria resolvería los problemas de su familia.
Cayeron por inocentes los que creyeron que el bono diez mil era de diez
mil y que nunca se acabaría.
También Los dirigentes comunitarios de aquellas aldeas en donde
todavía esperan que en su escuela unidocente se les nombre otro maestro o que
los niños de todas las escuelas tengan una computadora.
También caen como santos inocentes los que creyeron que se congelarían
los precios de los productos de la canasta básica, las medicinas, la leche, el
arroz, los frijoles o los que pensaron que no se seguiría pagando con dinero
del pueblo la quiebra de bancos y otras entidades financieras. También cayeron
por inocentes los que creyeron que los verdaderos ladrones del instituto
hondureño del seguro social caerían a la cárcel.
Somos santos inocentes los que pensamos aunque sea un segundo que la
educación sería prioridad del gobierno y que se implementaría un verdadero
proceso de reforma educativa, que su presupuesto se incrementaría y que
disminuiría el del ejército. Los y las docentes que esperan un aumento desde
hace varios años.
Los profesores que pensaron que se les respetaría sus derechos y que
tendrían un mejor ambiente de trabajo para dar una educación de calidad, que no
recibirían más maltrato de las autoridades educativas y que les devolverían su
derecho a una jubilación digna.
Los santos inocentes de hoy son todos los que pensaron que por arte de
magia Honduras se convertiría en el país de la vida mejor, que todas las
promesas se harían realidad.
Son Santos inocentes todos los que creyeron en las promesas de
terminar con la delincuencia y la corrupción.
Si retomamos los discursos de toma de posesión de todos los
presidentes, las propuestas políticas de los partidos tradicionales, los
discursos de los candidatos a diputados y alcaldes de estos mismos partidos, si
los leemos o los recordamos de cualquier forma, nos daremos cuenta que son las
más grandes inocentadas en las que hemos caído y las peores mentiras que nos
han recetado.
Cuando la mayoría de políticos se ríen en sus discursos, podemos
entender que subliminalmente nos está diciendo: Que les pase por inocentes.
Todos los días es día de los inocentes, por lo menos en Honduras,
todos los días sentimos el mal sabor del engaño intencional y dañino.
Piense
las mentiras que faltan en la lista, Medite usted, para que no le vuelva a
pasar por inocente, asegúrese de no alegrarse cuando le digan que Honduras está
cambiando, en eso se confía sale a la calle y le roban lo poquito lleve, o le
toca pagar un impuesto aumentado, peaje por caminar o le dan 500 Lempiras para
apoyar la reelección y quedamos fregados para un largo tiempo.
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