WHATSAPPIZACIÓN DE LA
EDUCACIÓN.
MELVIN MARTÍNEZ.
melvinadalidmr@gmail.com
La educación hondureña se ha
convertido en un gran desafío para los que la ven en serio, como camino de
liberación y desarrollo.
El gran obstáculo es el desinterés
gubernamental de invertir en la educación pública, a la que aspiran aprovechar
niños y jóvenes de las mayorías de la población pobre y en proceso de
precarización permanente.
La propaganda gubernamental, de su
acción en este campo, es indignante si la comparamos con la improvisada y
raquítica inversión en el sistema público de educación en el que existen
infinitas carencias.
Las disposiciones y acciones en
educación son inoportunas y planificadas, durante la pandemia, solamente para
una minoría que tiene acceso a internet, más o menos el 40 por ciento de la
niñez y juventud, de los centros educativos gubernamentales.
Las autoridades celebran una
cobertura que margina a la mayoría, y se auto engañan con una virtualización
inexistente aun dentro de ese sector con acceso a internet.
Lo que realmente tenemos es una
whatsappización del acto de enseñar. La aplicación virtual usada por casi la
totalidad de los docentes y alumnos es el WhatsApp; muy pocos usan otras
aplicaciones. Las aulas virtuales son casi inexistentes y los pocos que las
usan sólo lo hacen con un número muy pequeño de los alumnos con conectividad.
Los grandes héroes de lo que hasta
hoy se hace en educación son los docentes, que han sido más efectivos que sus
autoridades al atender con materiales escritos, financiados por ellos mismos, a
un porcentaje importante de alumnos sin conectividad. Los profesores también
han invertido en tecnología y se han autoformado en los asuntos básicos de la
informática.
Las estrategias propuestas por los
tecnócratas de educación han sido poco usadas porque no se consultó, ni
capacitó a los mentores para el aprovechamiento de las mismas.
La whatsappización fue más factible
porque es lo que docentes, alumnos, padres y madres manejan.
Los docentes han multiplicado su
trabajo y ampliado su horario de atención al alumnado.
Salvo muy raras excepciones, el
magisterio ha sido empático con alumnos y padres de familia y en muchos casos
han trascendido a acciones solidarias con las familias de los estudiantes ante
la precariedad agravada como consecuencia de la crisis de salud y económica.
Pero hay ideas proactivas y
esperanzadoras; comparto la del profesor Amilcar Tomé, Ex presidente del
Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras, quien plantea que
"La situación en el sistema educativo es compleja y debe concebirse como
un proyecto a construir, declarando lo que falta del año como un tiempo de
construcción de propuestas alternativas. El magisterio debe continuar siendo
propositivo y seguir capacitándose en tecnología virtual, uso de herramientas y
plataformas tecnológicas, para valorar y
utilizar en el futuro inmediato las buenas intenciones de aprovechar la
tecnología informática. La currícula nacional debe construirse y plantearse
desde las comunidades conforme las características culturales y socio
económicas. La infraestructura educativa debe adecuarse a la nueva realidad
tanto de la pandemia como de la tecnología pedagógica. El presupuesto
educativo debe readecuarse a estas nuevas y antiguas necesidades".
Es urgente despolitizar y desburocratizar
la toma de decisiones en el sistema educativo y darles una orientación
pedagógica curricular.
Valorar la opinión de los docentes
y sus organizaciones es fundamental para que las decisiones y propuestas se
orienten hacia una real revolución educativa.
Sólo es posible generar cambios en
el sistema educativo empoderando a los profesores y profesoras en los procesos
de transformación educativa.
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