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miércoles, 24 de junio de 2020

EDUCAR SIN EXCLUIR

EDUCAR SIN EXCLUIR
MELVIN MARTÍNEZ 
"Hay que volver a encontrar la profunda verdad evangélica de que debemos servir a las mayorías pobres" Monseñor Romero 9 de abril 1978.
Esta afirmación de San Monseñor Romero me inspiró para reflexionar sobre lo que pasa en el sistema educativo hondureño. 
Hay una gran preocupación de la Secretaría de Educación y de la mayoría de docentes por aprovechar las herramientas tecnológicas que ofrece la internet, para atender al alumnado que puede comprar tecnología y utilizar las propuestas  virtuales para el desarrollo de los contenidos de las asignaturas. Este interés es importante y permitirá salvar el año a un sector importante de la población estudiantil, sin embargo la mayor parte del estudiantado tiene como gran problema la accesibilidad a la tecnología, ellos no pueden adquirir ni teléfonos adecuados, ni televisión por cable, ni comprar internet para recibir las tareas asignadas por sus docentes. Esta población que puede llegar al 70%, si consideramos los datos del Instituto Nacional de Estadística de Honduras, estaría quedando fuera si la Secretaría de Educación no toma estrategias pedagógicas que se orienten a atender este significativo sector representado por los alumnos de las familias más pobres.
No podemos llegar a los centros educativos y la tecnología facilita el acceso, no sólo al conocimiento que pueden transmitir los docentes sino también a la información extensa en la red virtual, sin embargo el gran problema es la accesibilidad a la tecnología. 
Más o menos 30% del alumnado con acceso a la internet es el que tiene el privilegio de la preocupación de la secretaría de educación para ser atendidos. Es iluso pensar, por más leyes que aprueben, que las empresas de Internet y telefonía dejarán de hacer este gran negocio, regalando accesibilidad al estudiantado. 
 Por suerte hay muchos centros educativos en el país, principalmente de educación media, que han iniciado por su propia cuenta, ante la falta de iniciativa de la secretaría de educación, a imprimir los contenidos programáticos de las diferentes asignaturas y hacerlos llegar al estudiantado por diversas vías.  El gobierno debería tomar como referencia este esfuerzo de los docentes en varias partes del país e imprimir masivamente materiales de estudio que lleguen al alumnado, a través de los docentes, patronatos, padres de familia, garantizando aprendizajes significativos a partir de una selección de contenidos fundamentales de cada una de las asignaturas. 
En los primeros tres meses de cuarentena por el coronavirus no se ha visto interés gubernamental real para atender al estudiantado más pobre, que no tiene accesibilidad a la tecnología. 
Ya es tiempo que las autoridades  tomen iniciativas en este sentido; de todas maneras los docentes están desarrollando acciones para no excluir a los empobrecidos. 
Los medios de comunicación en las diferentes comunidades, tienen un rol importante en esta urgencia de atender a los alumnos más pobres.   Los padres de familia respetando el día que les corresponde salir en la cuarentena podrían reclamar estos materiales de estudio y ser el baluarte fundamental en el acompañamiento que deben dar a sus hijos para que puedan estudiar esos contenidos.
Fundamental es también la acción de los padres de familia para animar emocional y psicológicamente a sus tesoros. Hay una gran preocupación de alumnos y padres en torno si el año escolar se perderá.  Considero que eso depende de la actitud de las autoridades que deben invertir recursos, para acompañar a los docentes que deberán trascender la utilización de medios virtuales, para llegar por medios tradicionales a los estudiantes con menos posibilidades. 
Garantizar el año lectivo depende de la buena voluntad y ánimo que los docentes, padres de familia y medios de comunicación podamos promover en el estudiantado.
La accesibilidad a la tecnología es el principal problema pero la voluntad y la conciencia social para atender a los más pobres es la gran solución.
Un docente Define su identidad y su conciencia profesional a partir del hacer en servicio de los alumnos más necesitados que son su prójimo.

lunes, 8 de junio de 2020

EDUCACIÓN POST PANDEMIA: DESAFÍOS

EDUCACIÓN POST PANDEMIA. DESAFIOS.
MELVIN MARTÍNEZ 
Un importante obstáculo a sobreponer por las autoridades  educativas en Honduras  será la falta de presupuesto para enfrentar la nueva realidad. Seguirá siendo  materialmente imposible la inversión en infraestructura, peor para que el gobierno tenga recursos para contratar nuevo personal docente y técnico docente, necesario para  garantizar la atención al alumnado, el distanciamiento físico en el aula y más difícil que exista dinero para atender la bioseguridad en jardines de niños, escuelas y colegios gubernamentales. 
Quizás las primeras semanas estén disponibles, un poco de gel y mascarillas sobrevaloradas, de mala calidad, después el gobierno dejará al magisterio y padres de familia resolver este y otros problemas. Así ha sido desde siempre. Los docentes y los padres de familia han sostenido los gastos para funcionamiento de los centros educativos en Honduras en abandono permanente. Sólo hubo un respiro durante 2007 a 2009 con la asignación del fondo de matrícula gratis en el gobierno de Manuel Zelaya a todas las instituciones educativas públicas.
Con la covid 19 el magisterio habrá aprendido una concepción nueva del alumnado, al que verá y atenderá con más ternura de la acostumbrada y lo considerará en su dimensión más profunda como ser humano, lo sentirá como su prójimo, no como el cliente que la teoría neoliberal ha pretendido imponer.
Después de la cuarentena por el coronavirus, producto de la reflexión obligada sobre la realidad de la sociedad hondureña empobrecida y saqueada por la corruptocracia, habrá condiciones para retomar la filosofía de Paulo Freire de una educación liberadora y esperanzadora.
Con la pandemia los padres de familia por fin están valorando la misión y labor de los docentes en la educación pública y serán los baluartes del sostenimiento y funcionamiento de los centros educativos con más entusiasmo de como hasta hoy lo han hecho. No tengo duda que los padres de familia de clase media con toda su solidaridad asegurarán , junto con los docentes, la bioseguridad en los centros educativos. 
Tengo la esperanza que surja un currículum alternativo, desde las comunidades educativas y los docentes, orientado a la formación de valores fundamentales para transformar la sociedad, a partir de un conocimiento de la realidad. Tengo fe que las aulas serán un espacio de lucha y construcción de una sociedad nueva basada en la solidaridad para construir el buen vivir.
Al Estado ni le interesa, ni tiene posibilidades más allá del discurso para atender las necesidades reales de la educación pública. 
Nos viene el tiempo de cuidar y fortalecer los bienes espirituales y buscar la transformación de la sociedad. 
La realidad de pobreza de la mayoría de familias que tienen sus hijos en la educación pública hará que se entienda que no se puede sustituir a los docentes y a los padres de familia por una computadora o por tecnología, que no tiene todo el alumnado y que el gobierno es incapaz de proveer. 
Los valores para sustentar una sociedad solidaria, honrada, trabajadora, respetuosa, democrática, capaz de construir la sociedad del buen vivir, sólo pueden formarse con la orientación de los padres de familia y docentes en contacto fraterno, orientando para aprovechamiento del conocimiento científico al servicio de la humanidad. 
Después de la pandemia habremos aprendido a utilizar racionalmente la tecnología disponible y algún mejoramiento, aunque no significativo, habrá en la disposición de recursos tecnológicos en algunos centros educativos sobretodo del área urbana. 
El desafío más grande de la educación es la reformulación del currículum a partir de concepciones pedagógicas orientadas al aprovechamiento del proceso educativo como oportunidad para generar condiciones que permitan el disfrute de los derechos fundamentales del ser humano en una sociedad Justa,  y solidaria.